La verda es que esta parte me gusta especialmente. Levanto la mano y me considero especialista en distribuir elementos en el espacio y con texturas y colores aportar estilo y belleza. No es lo mismo, lo sé, pero como diseñadora gráfica y web llevo más de 20 años repartiendo elementos en un espacio y aplicando a estos elementos el estilo para que transmitan lo que quiere el cliente. Y vale, no es lo mismo, pero ahora tengo un espacio y tengo que poner elementos.
Otra verdad es que hay un montón de estilos que quedarían genial en el atelier Rojo Rivera, también hay algunos estilos que sé seguro que no encajan, y lo que toca es buscar y buscar, inspirarse a todas horas, asomarse a todos los escaparates posibles, dedicar mil horas a «rebuscar» en los tableros de Pinterest para que poco a poco, un color, una textura, una luz, un material, se unan a otro color, otra textura, otra luz y otro material…y si no cuaja, pasito para atrás y vuelta a inspirarse.
En todo este proceso hay preguntas que resuenan en la cabeza, en la mía claro, qué quiero decir, qué quiero transmitir, dónde me quiero situar…a quién quiero gustar, quién quiero que me entienda…. En todo este proceso hay una barrera que no puedo pasar, el presupuesto. Y así, entre lo que quiero y lo que puedo, voy encontrando los elementos que, por un lado, resuelven las necesidades que tengo, mesa grande para trabajar, almacenaje, exposición, y por otro lado transmiten el mensaje. Pero luego pasan cosas, siempre pasan cosas, de repente ya has decidido que la zona de trabajo tiene un elemento principal, una mesa, grande, de pino claro, robusta, que navega entre el estilo nórdico y el oriental por la sencillez, pero te encuentras un ofertón, que los algoritmos que me acompañan hacen estas cosas, y el ofertón es una mesa también robusta, también de madera, esta vez no es pino, es algo más castaña y esta vez no es sencilla, si no que tiene cierto aire colonial, patas robustas y laterales grabados, y está a mitad de precio. ¿Y qué haces? Pues vuelta a empezar, primero a revisar si los otros elementos que habías seleccionado para la mensa sencilla van con la mesa colonial, lo que van bien, bravo, y los que no, hay que volver al «modo inspiración y búsqueda» hasta que vuelves a tener todos los elementos relacionados entre sí.